­­­Imagen cortesía: Radio Angulo­

Por Lydia Esther Ochoa ­Peña
lydiaesther@radioangulo.icrt.cu

A bordo de la Vostok-6 y durante casi tres días en el espacio, una mujer de 26 años de edad tan solo se tiene a si misma para vencer temores, mientras la nave que tripula le da 48 vueltas a la Tierra, tras despegar el 16 de junio de 1963 del cosmódromo de Baikonur, situado en Kazajstán, antigua república de la desaparecida Unión Soviética.

"Aquí chaika, aquí chaika. Veo en el horizonte una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa! Todo marcha espléndidamente". Esas fueron las primeras palabras de Valentina Tereshkova después de ascender con su nave al espacio. Hay que decir que en la misión su nombre en clave era chaika, que quiere decir gaviota en español.

En su vuelo alrededor del mundo, la intrépida joven cumplió perfectamente todas las misiones del vuelo pero supo ocultar muy bien en sus comunicaciones los continuos vértigos sufridos, que la molestarían físicamente durante su estancia en la nave, aunque no harían cambiar su positivo estado de ánimo.

Apenas un puntito luminoso era para los habitantes de la Tierra la Vostok-6, que "fácilmente podía confundirse con una estrella". Así decían los que, independientemente de los husos horarios, desde la Unión Soviética, Cuba y otros países alzaban la mirada al cielo en noche despejada para descubrir la nave en una de sus vueltas.

Entre niños, jóvenes, adultos y ancianos, no faltaron los que le desearon suerte. Rara vez se le pedía a Dios lo mismo a la vez y en tantos idiomas: el regreso de la muchacha a la Tierra sin ningún contratiempo.

Tal era la simpatía despertada por la audaz protagonista de aquel vuelo espacial.

Casi sin darse cuenta, Valentina Tereshkova 45 años atrás se convirtió en una heroína, en la primera mujer cosmonauta del mundo, que logró con su hazaña otro hito de la antigua Unión Soviética en la conquista del espacio sideral, a despecho de Estados Unidos.

Nota de la redacción: con este corto pero significativo reporte, AIDA reconoce y felicita al género femenino por sus valiosas contribuciones al desarrollo de la Astronomía y la Astronáutica; siendo Valentina Tereshkova quizá el ícono por excelencia de la representación femenina en el espacio, no por nada ha sido nombrada por muchos medios de comunicación y disntinguida como la mujer más influyente del siglo XX .

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