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Posibles explicaciones astronómicas para la estrella de Belén
Por considerarlo de interés para los lectores del portal AIDA y por la época en la cual nos encontramos, replicamos el artículo titulado "Posibles explicaciones astronómicas para la estrella de Belén" publicado aquí mismo hace un año. |
En esta época decembrina, de buñuelos y natilla, de novenas y pesebres, de vacaciones y aguinaldos, de fiestas y regalos, de recogimiento y reflexión, tanto las personas de fuertes creencias religiosas, como aquellos aficionados a la astronomía coinciden en una inquietud recurrente por casi dos mil años: ¿puede tener alguna interpretación científica las descripciones bíblicas de la llamada "estrella de Belén"?
¿Qué se escribió acerca de la estrella?
En primera instancia, se necesita especificar qué exactamente se conoce acerca de la estrella de Belén; si bien algunos autores señalan los textos de los evangelistas Mateo y Lucas como las fuentes de dicha creencia cristina, en realidad en la Biblia sólo Mateo menciona a la estrella, a saber:
Mateo 2 1 Después que Jesús hubo nacido en Belén de Judea en los días de Herodes el rey, ¡mire!, magos de las partes orientales vinieron a Jerusalén, 2 diciendo: “¿Dónde está el que nació rey de los judíos? porque vimos su estrella cuando estábamos en el oriente y hemos venido a rendirle homenaje”. … 7 Entonces Herodes mandó llamar secretamente a los magos y averiguó cuidadosamente de ellos el tiempo en que la estrella había aparecido; … 9 Habiendo oído al rey, ellos siguieron su camino; y, ¡mire! La estrella que habían visto cuando estaban en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima de donde estaba el niñito. 10 Al ver la estrella, verdaderamente se regocijaron mucho. |
San Mateo Apostolado Obra de el Greco |
Para conocer otros datos escritos sobre la estrella de Belén, se debe recurrir a textos menos ortodoxos y aceptados, como por ejemplo el Evangelio apócrifo de Santiago "Una estrella indescriptiblemente grande apareció de entre estas estrellas y las deslumbró de tal manera que ya no lucían y así supimos que un rey había nacido en Israel."
Rápidamente la tradición de la estrella de Belén se conservó y propagó entre los feligreses de la nueva iglesia de Pedro, encontrando alusiones en ella tales como una epístola que escribió San Ignacio de Antioquía en el siglo I: "...un astro brillaba en el cielo más que todos los restantes, su situación era inexplicable, y su novedad causaba asombro. Los demás astros, junto con el Sol y la Luna, formaban un coro en torno a este nuevo astro, que los superaba a todos por su resplandor. La gente se preguntaba de dónde vendría este nuevo objeto, diferente de todos los demás."
Las primeras explicaciones
El teólogo, exégeta y estudioso del Antiguo Testamento, Orígenes de Alejandría, en el siglo III fue de los primeros en intentar encontrar una respuesta astronómica a la estrella de Belén, afirmando que "... estaba próxima a la naturaleza de los cometas..."
Una explicación diferente fue propuesta por el mismo Johannes Kepler a comienzos del siglo XVII, luego de que en 1604 observara una supernova en la constelación de Ofiuco precediendo a una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis; Kepler, que dominaba también las artes de la astrología, propuso una explicación similar para la estrella de Belén. Aprovechando sus dotes como matemático, buscó y calculó una conjunción similar, encontrando una muy cercana a la probable fecha del nacimiento de Cristo: un acercamiento en el siglo 7 a.C. entre Júpiter y Saturno, también en la constelación de Piscis, a la cual se le podía dar la siguiente interpretación astrológica: un nuevo gran Rey (Júpiter) traerá justicia (Saturno) está a punto de nacer entre los judíos (la constelación de Piscis).
¿En qué fecha ocurrió el fenómeno de la estrella de Belén?
La explicación de Kepler parece bastante buena, salvo porque sucedió siete años antes del nacimiento de Cristo, pero si se escarba un poco la forma en la cual contamos actualmente el tiempo, y se recurre a hechos históricos narrados en las propias escrituras, las cosas parecen cobrar mayor sentido.
En el evangelio según Lucas capítulo 2 puede leerse: ... |
San Lucas. Imagen tomada de Wordpress.com
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De las dos lecturas del Nuevo Testamento citadas hasta el momento puede concluirse que cuando Jesús nació:
- Herodes gobernaba en Judea
- El emperador Augusto había ordenado un censo de la población
- Siria era gobernada por Quirinio
Según investigaciones modernas, se cree que Herodes murió poco después de un eclipse de Luna visible antes de la Pascua Judía. Dicho eclipse bien pudo ser el que ocurrió el 1 de marzo del año 4 a.C. con lo cual se puede suponer que Herodes murió a finales de marzo o comienzos de abril de ese año, por ende Cristo no pudo haber nacido después del año 4 a.C.
Si se vuelve al texto del evangelio de Mateo, existe un dato interesante que puede ayudar a precisar mejor la fecha del nacimiento de Cristo:
Mateo 2 16 Entonces Herodes, viendo que los magos habían sido más astutos que él, se enfureció mucho, y envió e hizo que eliminaran a todos los niños en Belén y en todos sus distritos, de dos años de edad para abajo, conforme al tiempo que había averiguado cuidadosamente de los magos. |
Con lo cual se puede ubicar el nacimiento de Jesús entre los años 7 a.C. y 5 a.C. El niño Jesús ya estaba un poco crecidito cuando Herodes se enteró de la visita de los magos.
De otra parte, se sabe que el emperador Augusto realizó tres censos de población, para fines básicamente fiscales, los cuales fueron efectuados en los años 28 a.C., 8 a.C. y 14 d.C.; seguramente el segundo censo fue el referido en el evangelio de Lucas.
El tema se complica cuando se analiza el gobierno de Quirinio, pues se sabe que gobernó Siria no antes del año 6 d.C., pero algunos historiadores resaltan el hecho que él ocupó cargos gubernamentales desde el año 6 a.C.
Por lo anterior se puede concluir con buen grado de justificación, que Cristo nació entre el año 8 a.C. y el 4 a.C., siendo fechas más probables en el año 7 a.C. y el 5 a.C.
Aquí las cosas… ¿tiene sentido afirmar que Jesús nació, por ejemplo, en el año 7 antes de Cristo?
¡Pues sí! Y por una sencilla razón conocida desde hace mucho tiempo, aunque para explicarlo debemos estudiar con detenimiento el tema de los distintos calendarios que se han empleado en los últimos dos milenios.
Durante el tiempo de dominación romana en Europa y cercano Oriente el tiempo se contaba a partir de la fundación de Roma ocurrida en el 753 a.C., pero una vez caído el imperio de occidente, otras formas de calendario se impusieron.
Para los cristianos de comienzos del milenio I, y también ahora, o si no… ¡fíjense como un trabajador busca la fecha en la cual cae semana santa!, era muy importante determinar con exactitud la fecha para la celebración de la Pascua (conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo), cuestión nada fácil en los primeros siglos de esta era, en donde debían coincidir los cálculos del calendario judío con el romano.
En el primer Concilio de Nicea, por allá en el año 325 d.C. se fijó como fecha para celebrarse la Pascua, el domingo siguiente a la luna llena posterior al equinoccio de primavera (día en el cual el periodo de luz es exactamente igual al periodo de oscuridad, y que en el hemisferio norte ocurre el 21 de marzo).
Ya que el periodo de traslación de la Tierra alrededor del Sol es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos, o lo que es lo mismo 365,242189 días, es complejo de representar de manera exacta en los calendarios representando un año en días completos.
Específicamente hablando del calendario juliano que consideraba un año de 365,25 días, el desfase de 11 minutos parece no ser mucho, pero en cantidades de tiempo apreciables, el error acumulado puede llegar a ser apreciable.
El calendario juliano (propuesto por el astrónomo y filósofo Sosígenes de Alejandría) fue implantado en tiempos del emperador Julio César, hacia el 46 a.C. e introdujo la novedad de los años bisiestos, que se implementaron en primera instancia cada tres años, y luego corregido a cada cuatro. El calendario juliano se empleó hasta 1582, cuando fue reemplazado por el calendario gregoriano, por cuando el calendario civil fijaba el equinoccio de primavera en el 11 de marzo (¿se acuerdan de los 11 minutos de desfase?).
La idea de contar el tiempo a partir del nacimiento de Cristo se debe al papa italiano Hormisdas que en el siglo VI, encargó al monje y matemático de origen rumano Dionisio el Exiguo, la elaboración de un calendario que cumpliera tal propósito.
Dionisio acudió a archivos del Imperio Romano en el cual se consignaba el periodo de reinado de todos los emperadores desde la fundación de Roma, pero en sus cálculos cometió dos imprecisiones famosas:
- No tuvo en cuenta el año del nacimiento de Cristo
- Sólo tuvo en cuenta 37 de los 41 años de reinado de César Augusto
La primera omisión se debe seguramente al hecho de que en la Europa de esa época no era conocido el concepto de la cifra “cero”, y la segunda, se relaciona con el hecho que César Augusto reinó los primeros cuatro años de su mandato con el nombre de Octavio; si bien se percató que no eran dos emperadores diferentes, si sustrajo los años de mandato del emperador Octavio.
De esta forma, Dionisio dató el nacimiento de Cristo en el año 753 después de la fundación de Roma y no en el 748 como debió ser.
Así pues… en realidad Jesús nació en el año 5 a.C., una cifra que coincide muy bien con el análisis que se presentaron anteriormente. Por lo tanto, si la creencia de la estrella de Belén se basó en un hecho astronómico real, se debe buscar un acontecimiento celeste no común ocurrido aproximadamente alrededor del año 5 a.C. ¿eso que nos deja?
¿Pudo ser la estrella de Belén un acontecimiento astronómico?
Una vez realizados los análisis anteriores, se debe buscar en primera instancia qué tipo de suceso astronómico pudo generar la creencia de la estrella de Belén.
Ya se mencionó la conjunción de Júpiter y Saturno ocurrida sobre la constelación de Piscis en el año 7 a.C., pero la fecha parece un tanto alejada del nacimiento de Cristo (al menos dos años antes); además, los simuladores actuales permiten averiguar que los dos astros no llegaron a colocarse tan cerca uno de otro que como para ser apreciados como un sólo cuerpo celeste.
Si se retoma la narración, se recordará que Kepler vió una supernova luego de la conjunción, y curiosamente existen registaros chinos y coreanos de una supernova ocurrida presuntamente en el año de nacimiento de Cristo.
Se sabe de un texto chino que más o menos dice lo siguiente: "Segundo reinado de Ch_hien-p_ing, segundo mes, un hui-hsing apareció en Ch_ien-niu durante más de 70 días", curiosamente el periodo de tiempo llamado segundo reinado de Ch_hien-p_ing corresponde con los meses de marzo y abril del año 5 a.C.; y si bien un hui-hsing era una manera de llamar una estrella con cola (o sea un cometa), no necesariamente se trataba de un cometa, pues los chinos también llamaron hui-hsing a la supernova vista por Tycho Brahe en 1572; Ch_ien-niu era un nombre dado a un grupo de estrellas que comprendía la porción norte de las estrellas Alfa y Beta Capricornus.
Si este astro fue visible durante 70 días, es un tiempo razonable para que los magos de oriente, pudieran llegar a Belén si procedían de zonas cercanas a Babilonia, como muchos sugieren.
La anterior hipótesis tiene un punto en contra: si se explora la región del cielo que comprende Alfa y Beta Capricornus, no se encuentran un remanente de supernova como el que se observa en M1, registrada el 4 julio de 1054 por astrónomos chinos, que llegó a tener una magnitud cuatro veces superior a la de Venus, y que fue visible incluso a la luz del día. Si se ha de suponer que los chinos registraron un cometa y no una supernova, no está del todo claro el porqué ellos no consignaron algo referente al movimiento de ese astro por la esfera celeste.
Nebulosa del Cangrejo, conocida también como M1 o NGC 1952, remanente de la supernova del 1054.
Imagen cortesía: NASA / ESA
Volviendo al tema de las conjunciones, algunos autores argumentan que la estrella de Belén bien pudo haber sido una espectacular conjunción entre Júpiter y Venus ocurrida en agosto del año 2 a.C., en la cual los astros estuvieron tan juntos que parecían un solo cuerpo. La conjunción pudo ser observada durante un buen periódo en la noche, y ocurrió cerca de la estrella Régulus en Leo, señal interpretada por algunos religiosos con la "venida del Mesías".
Esta hipótesis es muy interesante, aunque igual tiene como debilidad el hecho de suceder al menos tres años después de la probable fecha de nacimiento de Cristo, y esto no concuerda con la información de los evangelistas.
Simulación proporcionada por Germán Puerta sobre la conjunción entre Venus y Júpiter del año 2 a.C.
Si bien ya se han mencionado las dos hipótesis más discutidas por varios autores, aún hay un aspecto que dificulta encontrar una respuesta razonable que de cuenta de todos los aspectos narrados en el Nuevo Testamento por el evangelista Mateo, y es que la estrella de Belén "se detuvo" para señalar el lugar en donde estaba el niño.
Una de las pocas explicaciones para este suceso, es la relacionada con el fenómeno de la retrogradación de los planetas. Por ejemplo, en el año 6 a.C. Júpiter retrogradó entre el 23 de agosto y el 20 de diciembre, en ambas fechas el planeta más grande del sistema solar aparentemente "se detiene" para un observador en la Tierra.
Esta hipótesis tiene un punto en contra que a su vez es un punto a favor: en aquella época de retrogradación, Júpiter se encontraba en una posición aparente muy cerca del Sol, por lo cual no pudo ser observada desde la Tierra, aunque sí pudo haber sido calculada por los astrónomos y astrólogos de aquel tiempo; se debe recordar que la palabra griega empleada por Mateo para referirse a los magos, también puede traducisrse como "astrónomo" o como "astrólogo"; los magos del evangelio bien pudieron haber tenido los conocimientos requeridos para calcular el periodo de retrogradación.
El cometa Halley y la estrella de Belén
Una creencia generalizada afirma que la estrella de Belén bien pudo ser un cometa; para verificarlo, no es más que fijarse en los motivos que se usan en las iglesia, casas y apartamentos en donde se elabora un pesebre en época de navidad. Incluso grandes pintores como el italiano Giotto representaron
a la estrella de Belén como si fuera el cometa Halley, como en la obra la Adoración, fruto muy seguramente de la visita del cometa en el año 1301 d.C. |
¿Entonces qué?
Según lo analizado anteriormente, es bien probable que la estrella de Belén en realidad sea una cadena de acontecimientos astronómicos que finalmente dio origen a la creencia:
- La conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el 7 a.C.
- La retrogadación de Júpiter en el 6 a.C.
- La supernova del 5 a.C.
- La espectacular conjunción de Venus y Júpiter cerca a Régulos en Leo del 2 a.C.
Debemos recordar que los evangelios se escribieron al menos 60 años luego de ese primer acontecimiento, no resulta extraño suponer que todos ellos se reunieron en la memoria de los hombre y mezclaron en la estrella de Belén, asignándole un significado divino y celestial.
Y tu... ¿qué crees?
Por Mario Solarte
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Einstein se equivocaba cuando dijo “Dios no juega a los dados”. Examinando los agujeros negros, sugieren, no sólo que Dios juega a los dados, sino que Él nos confunde a veces, lanzándolos allí donde no pueden verse.
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